jueves, 26 de diciembre de 2013

Flora y Fauna extinta en Chile en tiempos históricos

A lo largo de la historia de nuestro planeta hubo cataclismos que causaron extinciones en masa de especies de animales y plantas. Se han contado 5 grandes extinciones. En la última de estas 5 extinciones desaparecieron gran parte de los Arcosaurios, una categoría taxonómica que incluía a dinosaurios, pterosaurios y reptiles marinos como el Mosasaurus, quedando las aves y  los cocodrilos. En la actualidad muchas veces se habla de la Sexta Extinción, pues estamos atravesando un período en el cuál muchas especies han desaparecido. Y muchas, si no todas, lo han echo directa o indirectamente por causa del hombre. Algunos de los ejemplos más nombrados son el del pájaro dodo (Raphus cucullatus) o el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), aunque hay casos igual de dramáticos y menos conocidos como es el de la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas), un pariente del manatí que alcanzaba hasta 10 metros de largo y que se extinguió por la caza excesiva o la rana incubadora gástrica (Rheobatrachus silus) un anfibio australiano que incubaba sus huevos ¡en su estómago!

Tigre de Tasmania, un marsupial predador muy parecido al lobo. Se extinguió en la primera mitad del siglo XX (foto de www.wikipedia.org)

Chile no ha sido la excepción, lamentablemente, y especies que antes se podían ver en nuestro territorio ya no están y no se volverán a ver nunca. La extinción es para siempre.

La Ranita de Darwin del norte (Rhinoderma rufum)

También llamada ranita vaquera o ranita chilena de Darwin, fue un pariente cercano de la Ranita de Darwin (R. darwinii) que habitaba en la zona central de Chile, desde la VI hasta la VIII Región, en Concepción, donde sus poblaciones se traslapaban con R. darwinii. De hábitos similares a su pariente: vivió en bosques y el macho cuidaba a las crías protegiendo a los huevos en su boca, así como a los renacuajos que nacían luego. Cuando era tiempo escupía a las jóvenes ranitas, aún con cola, a diferencia de su pariente que las escupía ya sin cola. Sus poblaciones eran fragmentadas aunque localmente abundantes. Por lo mismo se cree que las causas de su extinción fue la destrucción de su reducido hábitat y quizá el aumento de temperatura por el cambio climático o enfermedades como la chrytridiomicosis. Se han intentado encontrar poblaciones de esta especie desde hace años, incluso en Altos de Cantillana en la Región Metropolitana. Ninguno de estos intentos ha tenido éxito.


Sándalo de Juan Fernández (Santalum fernandezianum)

El sándalo de Juan Fernández fue un árbol endémico del archipiélago  homónimo, famoso por su gran diversidad de flora y especies endémicas. Existen aún otros sándalos pertenecientes al mismo Género Santalum sp. pero para el árbol exclusivo de Juan Fernández ya es demasiado tare: la explotación de su madera lo llevó a la extinción. Esta era muy aromática y por lo mismo se extraía de los bosques del archipiélago para exportarse a otros países como Perú. Incluso, una vez desaparecido se siguió extrayendo la madera semifósil que quedaba en las islas. Esta especie se extinguió en el siglo XIX cuándo se taló el último ejemplar, en Quebrada de Puerto Inglés, en el archipiélago.

Foto sacada del siguiente link: http://inezilla.blogspot.com/

El Sarapito boreal (Numenius borealis)

Se trata de un ave antaño abundante que en Chile se considera extinto pues hace mas de 50 años que fue el último registro. En otras partes del mundo, sin embargo aún no alcanza tal categoría al existir remotas posibilidades de encontrarse algunos especímenes. Esta especie nidificaba en América del Norte, tan al norte como Canadá y Alaska donde anidaba y llegaba en su migración hasta América del Sur. En Chile alcanzaba su distribución mas austral llegando a la isla de Chiloé. Se encontraba en praderas interiores y ocasionalmente en playas. La causa de su extinción fue la caza excesiva: se mataban cientos de ejemplares al día. El ornitólogo Edward Howe Forbush señala que las aves que hacían escala en sus migraciones eran abatidas. Solo tenían esperanza aquellas que hicieran el viaje de corrido.

Foto de www.avesdechile.cl

La Palma de Pascua (Paschalococos disperta)

Esta palmera extinta habitó exclusivamente en Rapa Nui. Desapareció antes de que el primer europeo llegara a la isla y se cree que la explotación de esta especie por parte de los rapa nui (habitantes de esta isla) fue lo que la llevó a la extinción. Por la evidencia fósil se piensa que fue una especie abundante: el suelo volcánico analizado por los científicos revela abundancia del polen de esta especie, así como los estos semifósiles de sus semillas. Incluso existen huecos en la lava con la forma de sus troncos. Por su polen y restos de semillas se piensa que fue un pariente de la palma chilena (Jubaea chilensis). Se han plantado palmas chilenas en la isla en un intento por recuperar la vegetación original.

Representación en jeroglificos de la palma de Pascua. estos símbolos pueden encontrarse en las tablas rongorongo, donde se muestra la escritura dela clase sacerdotal antigua de la isla (foto de www.wikipedia.org)


Tuco-tuco de la isla de la Isla Riesco (Ctenomys magellanicus dicki)

En este caso no es una especie la desaparecida, si no una subespecie. Esto quiere decir que es una población de una especie con características propias. La especie es el tuco tuco de Magallanes (C. magellanicus) y su subespecie extinta vivió exclusivamente en Isla Riesco en zonas de bosque y matorrales. Se piensa que las cusas de su extinción fue la introducción de ganado ovino (ovejas). Este, con su peso y sus duros cascos, habría pisoteado y destruido las galerías subterráneas donde vivía el tuco-tuco de Isla Riesco. La introducción de perros y gatos en su hábitat representaba una presión extra sobre la especie al depredarlos.
Estas mismas causas han reducido las poblaciones de otras subespecies de tuco-tucos de Magallanes.

Tuco-tuco de Magallanes, no perteneciente a la subespecie de Isla Riesco (foto sacada del siguiente link: http://www.jacobita.cl/naturaleza/alerta-roja-para-conservacion-de-peces-anfibios-y-mamiferos-en-chile )


El Resino hembra (Robinsonia berteroi)

Antaño presente en el archipiélago, fue un arbusto de hasta 4 metros de altura con hojas de hasta 20 cm de largo que se apreciaban en las puntas de las ramas, muy juntas unas de otra, por lo que las ramas jóvenes presentaban muchas cicatrices foliares. El último ejemplar, un macho, no podía cruzarse con sí mismo y se hicieron intentos de reproducirlo vegetativamente por estacas. Todos los intentos fueron infructuosos y finalmente el último ejemplar de Resino hembra murió, declarándose extinta la especie en mayo de 2004. Las causas de su extinción fue la competencia con plantas introducidas como la mora (Rubus sp.) y el maqui (Aristotelia chilensis), además de la depredación por parte de conejos y ratas introducidos en las islas.

foto de Patricio Novoa

Estos animales y plantas no se volverán a ver sobre la faz de la Tierra. La extinción de las especies, proceso natural que ha existido desde el inicio de la vida, se ha acelerado por causas humanas: la destrucción y fragmentación del hábitat, la contaminación ambiental y la caza y extracción de ejemplares silvestres son las principales causas. En Chile son muchas las especies en peligro de desaparecer. Afortunadamente existen iniciativas preocupadas por esto y que se encargan de buscar diferentes medidas para su conservación. Una especie que se salvó es el toromiro (Sophora toromiro), un árbol de Isla de Pascua que estuvo a punto de desaparecer pero se han logrado multiplicar por semillas y por reproducción vegetativa. Aún así está en peligro de extinción.

Toromiro (foto de www.wikipedia.org).

Dejo algunos ejemplos de especies en Peligro de Extinción en nuestro país:

Zorro de Darwin o Zorro azul (Lycalopex fulvipes)
Rana montana de Nahuelbuta (Telmatobufo bullocki)
Sapo hermoso (Telmatobufo venustus)
Sapo de Mehuín (Insuetophrynus acarpicos)
Chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla)
Chinchilla de cola larga (Chinchilla lanigera)
Huemul (Hippocamelus bisulcus)
Taruca (Hippocamelus antisensis)
Chilenito (Eriosyce chilensis)
Belloto del sur (Beilschmiedia berteroana)
Avellanita (Avellanita bustillosii)

domingo, 8 de diciembre de 2013

Un vistazo a las relaciones de parasitismo en flora y fauna chilena

Para hablar acerca de las relaciones de parasitismo en especies chilenas primero debemos entender qué es el parasitismo y el concepto de Simbiosis.
La simbiosis es la interacción durante un tiempo prolongado entre organismos de diferentes especies. De esta manera, simbiosis engloba: comensalismo, mutualismo y parasitismo. El Comensalismo es una relación en la cuál uno de los organismos se beneficia del otro sin causarle daño, el ejemplo mas nombrado es el de la rémora con el tiburón, en donde la rémora se adhiere al vientre del tiburón para que este le de transporte y pueda alimentarse de sus sobras. En esta relación el tiburón no se ve afectado. El mutualismo es la interacción en la cuál ambos organismos de diferentes especies se ven beneficiados de su relación, como pasa en el caso de los líquenes, que son asociaciones entre un hongo y un alga, donde intercambian nutrientes que necesitan para sobrevivir.

Líquenes que se asemejan a las astas de un ciervo. Los líquenes pueden tener una gran variedad de formas y colores, siendo algunos foliosos (con forma de hoja), otros aplanados y pegados al sustrato y otros con estructuras llamativas (foto de Juan Pablo Salgado).

En el parasitismo uno de los organismos se beneficia a costa del bienestar de otro, diferente a una relación de depredador y presa, en la cuál la interacción entre los dos organismos no dura mucho tiempo. El organismo que se beneficia de esta relación se le llama parásito y el que se ve perjudicado se llama hospedero o huésped.
Existen parásitos tanto a nivel microscópico (organismos unicelulares), como macroscópico, para el caso de animales y plantas. Los parásitos obtienen no solo alimento de su huésped, existen parásitos que se aprovechan de otros organismos para poder reproducirse ya sea logrando que estos cuiden a sus crías o usando sus cuerpos como "guardería", de modo similar a lo que pasa en las películas de "Alien" en donde los humanos son infectados por el "xenomorfo" y se ría dentro de ellos un pequeño alien: lo mismo pasa en la naturaleza.
Debido a que las relaciones parásito-hospedador demoran muchas generaciones en forjarse, existe una "coevolución" en la cuál el hospedero desarrolla defensas para no verse parasitado, y el parásito afina sus métodos para sacar provecho del hospedero. Así también, muchas veces se da de que el parásito es víctima su vez de un parásito propio que lo perjudica. De esta manera e indirectamente, el segundo parásito depende del primer hospedero, pues este le da sustento al primer parásito.

En la parte superior de la foto se puede ver una pequeña mosca de la familia Phoridae, un parasitoide que busca colocar sus huevos en las hormigas, como este hormigón negro Camponotus morosus (foto de Bernardo Segura).

Las avispas, por ejemplo, han evolucionado en toda una gama de especies que tienen que parasitar para cumplir su ciclo de vida: colocan sus huevos en huéspedes vivos. Generalmente estos son otros insectos e invertebrados. Tal es el caso de la Subamilia de avispas Pepsinae cuyas hembras cazan arañas pollito y las paralizan con un veneno muy potente que no las mata. Las madres las entierran colocándoles un huevo que, al eclosionar, se alimentará de la tarántula aún viva. Estas relaciones se conocen como "parasitoides" pués están a medio camino entre el parasitismo y la depredación.

En este video se aprecia una avispa del Género Pepsis, presente en Chile, arrastrando a su presa. Desconozco si este video fue grabado en Chile.


Restos de lo que fue una cuncuna: solo quedan los capullos de las avispas que emergerán mas adelante, luego de que su madre le introdujera sus huevos a la cuncuna, e hiciera de alimento para las larvas en desarrollo. Luego estas larvas brotaron de su piel, lo que mata a la cuncuna, e hicieron su capullo (foto de Juan Pablo Salgado).

Los insectos también pueden parasitár a las plantas:

foto de Bernardo Segura

foto de www.wikipedia.org

Arriba: mosca del escupo (Rachiptera limbata). Abajo: agalla del romerillo (Baccharis linearis). La mosca coloca sus huevos en partes de la planta del romerillo, ésta reacciona produciéndo una malformación para encapsular a la larva de la mosca, que es precisamente lo que ella necesita. Esta agalla, con apariencia y consistencia similar a la plumavit, crea un refugio donde la larva se desarrolla hasta convertirse en adulto. En este ejemplo el hospedero es la planta y el parásito el insecto. Una gran variedad de insectos se reproducen de esta forma, incluyendo también muchas avispas: las hembras colocan sus huevos en una planta, dentro de esta, a veces ayudada por una estructura parecida a un aguijón, para introducir el huevo. La planta entonces encapsula al huevo generando una malformación llamada "agalla" y que hace las veces de "hogar" para la larva. Estos insectos son a veces huéspedes de sus propios parásitos: la hembra logra colocar sus huevos dentro de  la larva en el interior de la agalla y al eclosionar se alimentarán de esta y se desarrollarán en un lugar seguro.

Los hongos del Género Cyttaria como los digüeñes (C. espinosae) o el llao llao (C. harioti) son parásitos cuya técnica es similar a la de las larvas de la mosca del escupo. El hongo vivde en los troncos y ramas de los árboles del Género Nothofagus y generan agallas. El hongo solo es visible cuándo va a reproducirse y produce unas esferas comestibles que tradicionalmente se han usado como alimento por los pueblos indígenas del centro y sur de Chile.

Cyttaria sp. en el Parque Nacional Altos de Lircay (fotod e Maria Jose Hinojosa)

Incluso pequeñas plantas se aprovechan de los árboles para subsistir. Tal es el caso de los quintrales, una variedad de especies pertenecientes a la Familia Loranthaceae y que solo pueden crecer sobre otras plantas. Pueden ser hemiparásitas (viven de su hospedero pero también tienen hojas para hacer fotosíntesis) u holoparásitas (no realizan fotosíntesis, obtienen todos sus nutrientes de su hospedero). Los quintrales son: el quintral del coigüe (Desmaria mutabilis), quintral del quisco (Tristerix aphyllus), el quintral del espino (Ligaria cuneifolia) y dos especies llamadas quintral a secas (T. corymbosus  y T. verticillatus).

El quintral del quisco solo toma cactus como huéspedes. En la foto se aprecian las bayas blanquecinas, comestibles para el ser humano, las aves suelen ser quienes las coman y en sus excrementos saldrán las semillas limpias y listas para germinar, si caen en otro cactus (foto de Eitel Thielemann, sacada de la web www.chilebosque.cl) 

Por último quería mensionarles tres casos muy poco conocidos de parasitismo que se dan en nuestro país. El primero es el del el mirlo (Molothrus bonariensis), un ave común en gran parte del territorio nacional. Perteneciente a la Familia Icteridae, y al Género Molothrus el cuál se caracteriza por un rasgo particular: el parasitismo de puesta. Éste consiste en que un animal coloque sus huevos en un nido o madriguera de otro (que puede o no ser de la misma especie), para que éste cuide de sus crías. Así, el mirlo hembra coloca sus huevos en los nidos de otras aves como la diuca (Diuca diuca) o el chincol (Zonotrichia capensis). Sus víctimas criarán al impostor pensando que es propio, a pesar de las diferencias físicas entre ambas especies. Muchas aves al nacer y abrir los ojos por primera vez realizan la "impronta", que es asumirse a sí mismo como miembro de la especie que la está cuidando. Así, si un ser humano cría  a una grulla desde polluelo, esta crecerá pensando que es un ser humano (ejemplo real). Esto no pasa con los mirlos, que se identifican bien como tales y forman bandadas pequeñas con otros de su especie.

Mirlo macho (identificado por su plumaje oscuro) siendo alimentado por un chincol, su padre sustituto (foto de www.wikipedia.org)

En este caso el mirlo es una hembra, por su plumaje pardo,  y  la víctima del engaño fue una tenca (Mimus thenca) (foto de Francisco Lira Cuadra)

El segundo caso es el de un isópodo, un pariente lejano de los chanchitos de tierra que vive en el mar y es parásito de diversas especies de peces. Lo interesante de estos isópodos, que incluye a varias especies, es que se encuentran en la boca de los peces, alimentándose de su lengua y parte del alimento que ingiere el huésped. Estos crustáceos habitan en los mares de Chile, una especie es Ceratothoa gaudichaudii que ha parasitado algunos cultivos de salmón en el sur del país. Otra especie es Artystone trysibia, que no habita en Chile, si no en Argentina y ataca a peces de agua dulce.

Isópodo parásito aún en la boca de su hospedero (foto sacada del siguiente link: http://www.vistaalmar.es/especies-marinas/peces-extranos/3077-parasitos-lengua-peces-no-dejan-sorprender.html )


El tercer caso es el de la planta del colliguay (Colliguaja odorifera) y cuatro insectos que dependen de él para poder sobrevivir. En las inflorescencias masculinas de esta planta, las moscas Riveraella colliguayae y Promikiola rubra colocan sus huevos provocando que esta se deforme y se "infle". Adentro de esta agalla se desarrollan las larvas, a menos que la avispa Exurus colliguayae vaya y coloque sus huevos también en la agalla. En ese caso sus larvas se alimentarán de las de las moscas y la agalla se lignificará. En ocasiones esta malformación lignificada se confunde con el fruto. Por si fuera poco, la avispa parasitoide tiene a su vez un parasitoide: la avispa Torymus laetus. Si ella llega a la agalla y coloca sus huevos, se comerán a los de la primera avispa y las larvas de mosca podrán desarrollarse.

Torymus laetus (foto de Juan Pablo Salgado).

La naturaleza sigue sorprendiendo con su amplia gama de relaciones interespecíficas y sus singulares medios de subsistencia. Por último los invito a ver el capítulo 5 de la serie documentald e la BBC Un universo en miniatura, llamado Relaciones Íntimas, que trata las relaciones de parasitismo, mutualismo y simbiosis en general de los pequeños invertebrados terrestres.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Anfibios en Chile

Anfibios viene del latín y se compone de Anphi y Bios, es decir, "ambas vidas" pues se caracterizan como grupo por poseer un ciclo de vida de dos etapas: una acuática cuándo son juveniles y otra terrestre cuándo alcanzan la madurez. Fueron los primeros vertebrados en establecerse en Tierra firme luego de que peces primitivos hace millones de años incursionaran en tierra en busca de alimento, siempre volviendo al agua para reproducirse, y lograran evolucionar para dar origen a los primeros anfibios.
Se caracterizan por una piel húmeda y permeable a la pérdida de agua por lo que, a pesar de que en estado adulto son terrestres, tienen que vivir en sitios de alta humedad, y casi siempre cerca del agua dulce. Por supuesto que hablamos de manera general pues, en biología, siempre hay excepciones, y se sabe de anfibios que viven en pleno desierto. Los anfibios necesitan humedad no solo para mantenerse vivos si no también para reproducirse pues sus huevos no tienen cáscara como los de los reptiles o las aves y en un ambiente seco se deshidratan y mueren.

Huevos de sapito del Género Batrachyla. Se aprecian, gracias a la ausencia de cáscara, unas esferas dentro de cada huevo. Estas esferas son masas de células que darán origen al renacuajo (foto de Bernardo Segura).

Renacuajo alimentándose de un invertebrado. Los renacuajos poseen características en común con los peces como son la presencia de branquias y la línea lateral, que son un conjunto de receptores de vibraciones en los costados del animal (foto de Bernardo Segura).

Los anfibios tienen una rica historia evolutiva y en su momento, hace millones de años, llegaron a ser los animales terrestres y acuáticos dominantes. Hubo grandes anfibios que habitaron ríos y lagos y eran depredadores formidables con un estilo de vida similar al de los cocodrilos como el Koolasuchus.

Video de un Koolasuchus en la serie documental Paseando con Dinosaurios, de la BBC

La época dorada de los anfibios quedó en el pasado y actualmente suelen ser animales pequeños agrupados en tres grupos: cecilias (animales alargados como serpientes), salamandras (similares a lagartijas pero de piel húmeda) y sapos y ranas. Son estos últimos los únicos presentes en Chile.

Chile es un país que destaca por sus anfibios no en cuánto a número y diversidad, si no por su alto grado de endemismos. La Particular geografía de nuestro país ayuda a explicar este fenómeno: Chile es un país acorralado por la Cordillera de los Andes, el Océano Pacífico y el Desierto de Atacama. Esto aísla a nuestras especies de anfibios, sumado a esto, la presencia de cordones montañosos en el valle central y la Cordillera de la Costa aísla aún mas a estos animales, por lo que se mantienen incomunicados con sus homólogos de otros lugares y así, de acuerdo a las condiciones de su ambiente particular, derivan en nuevas especies.

Batrachyla antartandica, una especie nativa de Chile y Argentina (foto de Bernardo Segura)

Batrachyla leptopus (foto de Bernardo Segura)

Rana montana de Nahuelbuta (Telmatobufo bulloki), una especie endémica de Chile que solo se encuentra en la Cordillera de Nahuelbuta. Dicha cordillera alberga muchas especies exclusivas tanto de animales como de plantas e incluso tiene una población de zorros de Darwin (Lycalopex fulvipes), especie amenazada de extinción (foto de Ramón Reyes).


Zona Norte

La zona norte de Chile es conocida por su aridez, condición poco favorable para los anfibios de piel húmeda y permeable que además necesitan agua para reproducirse. Debido a esto los sapos y ranas nativas de esta zona habitan en torno a los cuerpos de agua, lo que supone que sus poblaciones se encuentren distanciadas entre sí por la poca abundancia de este elemento del que son tan dependientes. Los escasos cuerpos de agua y la separación entre estos hacen que las distintas poblaciones no se mezclen con mucha frecuencia, lo que favorece la especiación alopátrica (que es el proceso en el cuál se originan nuevas especies a partir de un ancestro común con poblaciones separadas). Algunas de las especies presentes en el Norte son las del Género Telmatobius, que se encuentran en el sector andino, así como el sapo atacameño (Bufo atacamensis o Rhinella atacamensis). Muchas de las especies de anfibios de la zona son endémicas producto de su reducido y localizado hábitat.

Telmatobius marmoratus, ejemplar fotografiado cerca de Parinacota. Habita también en Perú y Bolivia, en el Altiplano (foto de Bernardo Segura). En Chile habitan varias especies del género Telmatobius, siempre en los sectores andinos del norte. Muchas de estas especies son endémicas.

Zona Central

Desde el río Aconcagua (V Región) hasta el río Biobío (VIII Región) es la porción de territorio nacional llamada Zona Central la cual se torna mas húmeda de forma paulatina desde el norte hacia el sur. La V Región y la Región Metropolitana antaño eran mas húmedas, sin embargo en el último siglo se modificó el paisaje y muchos humedales fueron desecados por el hombre por diversas razones, esto sin mencionar la contaminación de los cursos de agua y la introducción del sapo o rana africana (Xenopus laevis) que depreda a los anfibios nacionales de menor tamaño.
Aún así en la zona central encontramos una mayor diversidad de anfibios que en la zona norte y destacan especies como la rana chilena, que es endémica, y el sapito cuatro ojos (Pleurodema thaul) que es uno de los más fáciles de ver.

Ejemplar de rana chilena (Calyptocephalella gayi) juvenil en las cercanías del estero Pichi, en la Región Metropolitana. Esta especie característica de la Zona Central de Chile posee un potencial comercial pues es comestible y existen criaderos dedicados a su crianza con fines alimenticios (foto de Pablo Vial).

Sapo o Rana africana (Xenopus laevis) especie introducida a Chile y muchos otros países del mundo con propósito de estudios científicos (foto de www.wikipwdia.org).

Zona Sur

El sur de Chile, mucho más húmedo que los territorios anteriores, alberga una mayor diversidad de sapos y ranas al darles mas espacios habitables. Tantos los bosques de la selva valdiviana como los de roble, así como las turberas o mallines ofrecen sitios idóneos para las diversas especies anfibias. En la zona sur de encuentran especies características como la ranita de Darwin (Rhinoderma darwini) o el sapito selvático (Hylorina selvatica) que es una especie que puede encontrarse trepando sobre arbustos y coligues. La ranita de Darwin se ha convertido en un icono de la conservación de anfibios en Chile y existen distintas iniciativas enfocadas a su conservación como la reproducción en cautividad que hace la Universidad de Concepción.
Otras especies menos conocidas son el sapo hermoso (Telmatobufo venustus) y la rana montana de Nahuelbuta (Telmatobufo bulloki) que viven en o cerca de esteros caudalosos, de echo sus renacuajos poseen una ventosa para adherirse  a las piedras y que no se los lleve la corriente.
En el extremo sur de Chile la tendencia de su abundancia tiende a revertirse y los batracios escasean, quizá debido a las bajas temperaturas, recordemos que estos son animales de sangre fría o ectotermos: no regulan su temperatura si no que está varía según el ambiente

Ranita de Darwin en su hábitat natural: el sotobosque de las selvas húmedas del sur de nuestro país. El macho cuida a sus crías: engulle los huevos y los cuida en su boca, sin tragarlos, hasta que eclosionan y siguen dentro como renacuajos hasta que los "vomita" cuándo ya son pequeñas ranitas (Foto de Bernardo Segura).

Parque Nacional Alerce costero, hogar de diversas especies (foto de Bernardo Segura).

Conservación

Los anfibios a nivel global están sufriendo un declive, ya muchas especies antaño abundantes no se han visto en décadas como es el caso del sapo dorado (Incilius periglenes) de Costa Rica por nombrar un ejemplo, también la salamandra gigante americana (Cryptobranchus alleganiensis), por nombrar otra. En cChile tenemos el caso de la ranita chilena de Darwin (Rhinoderma rufum). Las causas son múltiples: la destrucción del hábitat natural que en ocasiones es muy restringido para una especie, la introducción de especies foráneas por parte del hombre que puedan depredarlas o competir por los recursos, la extracción de su hábitat para tener como mascotas o la introducción de diversas enfermedades como la del hongo quítrido que ha diezmado poblaciones anfibias en América del Norte.
Para Chile la causa principal es la destrucción del hábitat y para el caso de la rana chilena se suma la captura de ejemplares silvestres para servir en restaurantes y que, ilegalmente, los hacen pasar por ejemplares criados en cautividad.
La poca cultura y valoración respecto a estos animales también juega un papel fundamental: no se puede proteger lo que no se conoce, de ahí el porqué de este artículo, como granito de arena para promover su conservación.

sábado, 29 de junio de 2013

El Tamarugo (Prosopis tamarugo)

El tamarugo es un árbol endémico de Chile que habita el norte de nuestro país y se caracteriza por crecer en ambientes deserticos característicos esa zona. Alcanza hasta 18 metros de altura con un diámetro de su tronco de hasta 1,5 metros. Su corteza es café oscura con fisuras irregulares. Sus hojas son compuestas, muy similares al algarrobo (Prosopis chilensis) y a otras especies del Género, sus ramas también poseen espinas de hasta 6 cm de largo.
En cuanto a su reproducción, sus dos poblaciones se diferencian en el período de floración: en la Pampa del Tamarugal (Región de Tarapacá) florecen todo el año, presentando fechas donde las flores son mas abundantes. La otra, en el sur de Toconao (Región de Antofagasta), florece en Diciembre. Sus flores vienen agrupadas en inflorecencias alargadas y atraen a todo tipo de insectos como avispas, abejas y mariposas que polinizan sus flores para que estas den luego frutos. Estos son legumbres alargadas.
Prefiere hábitats áridos en donde forma bosques naturales. Está muy bien adaptado a su hábitat desértico, y puede crecer en suelos con alta salinidad superfcial, desarrollándo raíces muy profundas en busca de humedad subteránea. Incluso, si la húmedad del aire es lo suficientemente alta, el tamarugo absorve esta humedad por su follaje y los transporta a sus raíces quienes aportan esta agua al suelo. Fue intensamente plantado en el pasado por lo que existen formaciones boscosas de origen antrópico  que representan zonas importantes para las demás especies con quienes comparte su hábitat. Estos árboles brindan sombra a los animales del desierto además de alimento con sus flores y follaje a innumerables insectos, disminuyen los efectos del viento al hacer de muros naturales ontra este, etc.
El ser humano ha usado al Tamarugo desde hace siglos. Sus frutos y follaje alimentan al ganado y su madera provee combustible. Durante el apogeo de la industria salitrera se talaron muchos de estos árboles para abastecer de madera a los florecientes pueblos salitreros. Actualmente el tamarugo se considera en estado Vulnerable.


Inflorescencia de tamarugo

Rama con frutos de tamarugo (fotos sacadas del sguiente link: http://www.mma.gob.cl/clasificacionespecies/fichas9proceso/Prosopis_tamarugo.pdf)

sábado, 18 de mayo de 2013

La Artemia (Artemia franciscana franciscana y Artemia Persimilis)

Las artemias son crustáceos con una ecología bastante peculiar. Su Género es Artemia y comprende seis especies distribuidas en todo el mundo menos la Antartida. Habitan en lagos con altas concentraciones de sal que dificultan el desarrollo de otros animales acuícolas. Se alimentan filtrando el fitoplancton, algas microscópicas de las aguas donde viven, nadando erraticamente en busca de alimento y procurando no ser a su vez comida para diversas aves que visitan esos lagos como los flamencos.
Las artemias poseen un dimorfismo sexual, o sea, machos y hembras presentan diferencias morfológicas: los machos poseen un lóbulo frontal en su cabeza  que le ayuda durante el apareamiento al acoplarse con una depresión en la cabeza de la hembra, encajan así sus cabezas lo que facilita la cópula. Las distintas especies de artemias tienen diferentes formas en sus lóbulos frontales y depresiones lo que evita que, de haber mas de una especie en el mismo lago llegasen a aparearse imposibilitados al no poder afrimarse para la cópula. Este rasgo además ayuda a científicos a diferenciar las especies.
Luego del apaeamiento la hembra puede liberar o no los huevos (llamados quistes) dependiendo de las condiciones del ambiente. Si hay un alto grado de salinidad  en el ambiente o si escasea el agua desovará.  En cambio si las condiciones del ambientes son favorables, entonces no pondrá los huevos y estos se desarrollarán en su interior para luego "parir" a sus crías llamadas nauplios.  La expulsión de los quistes sirve para que, si llegase a secarse el lago donde habitan, estos queden a la intemperie en espera de condiciones optimas para su desarrollo ya que son extremadamente resistentes a la desecación y a las temperaturas extremas. Además en este estado pueden ser transportados por el viento o por las aves al quedarse pegados en sus patas o plumas, hacia un nuevo lago.
 Existe también la partenogénesis en la especie Artemia parthenogenetica, que además de la reproducción sexual genera huevos con embriones genéticamente idénticos a su hmadre, sin la necesidad de aparearse previamente.

En Chile se encuentran dos especies: Artemia franciscana y Artemia persimilis. La primera está ampliamente distribuida, encontrándose desde Canadá hasta la zona central de Chile y existen distintas subespecies habitando en nuestro país Artemia franciscana franciscana. La segunda especie se consideró endémica de Argentina hasta 1996 cuándo se encontró también en el sur de Chile.
Algunos lugares donde es posible encontrar artemias en Chile son la Laguna Chaxas y el Salar de Yamara.

foto de www.wikipedia.org

viernes, 17 de mayo de 2013

El Litoral chileno: Roqueríos

El litoral se define como el borde de un continente o isla y se ve representado en diversas formas: acantilados, playas de arena, roqueríos, etc. 
En este artículo hablaremos de los litorales rocosos de Chile, lugares accidentados llenos de  grandes rocas (de ahí su nombre) lo que permite a la flora y fauna marina fijarse a ellas o sobrevivir en los pozones que se forman entre las rocas durante la marea baja.

Roquerío en El Tabo. En este lugar, que a simple vista parece desprovisto de vida, se escondía una biodiversidad insospechada: cangrejos, peces, babosas de mar, etc(foto de Juan Pablo Salgado)

Caracoles, potos de mar y otras criaturas llevan su vida en estos lugares: hierbas, herbívoros y predadores tienen su Serengueti en miniatura en cada poza (foto de Bernardo Segura)

Los roqueríos forman distintos microhábitats a simple vista muy similares entre sí pero en los cuales se encuentran diferentes especies: están las "playas de bolones" que en vez de arena tienen piedras donde suelen encontrarse distintos cangrejos de pequeño tamaño aunque de vez en cuándo aparecen algunos relativamente grande, casi siempre del género Petrolisthes. Estos cangrejos llaman mucho la atención por sus extremidades con grandes pinzas que parecen desproporcionadas en comparación con su cuerpo y al acercarlas a su cuerpo encajan de tal manera que el animal parece una piedra.

Cangrejo Petrolisthes sp. que, con su forma y tamaño, pasa desapercibido y se camufla entre los choritos maicos a su alrededor (foto de Bernardo Segura).

Aquí podemos encontrar diversos animales, sobre todo invertebrados, de toda clase y colores. Por nombrar algunos están depredadores como el loco (Concholepas concholepas) o el sol de mar (Heliaster heliantus). El primero es un molusco gasterópodo (pariente de caracoles y babosas) muy apetecido en gastronomía por lo cuál ha sido extraído intensamente para fines alimenticios que sus poblaciones se han visto diezmadas y no es usual encontrar grandes locos; el segundo es una estrella de mar que llama mucho la atención por su gran tamaño (unos 30 cm de diámetro) y sus numerosas patas (entre 25 y 42) además de las espinas pequeñas que cubren su cuerpo y que no causan daño.

Loco visto desde abajo. Se puede apreciar el "pie" de este gasterópodo pariente lejano del caracol de jardín (foto de Daniel Hinojosa)

Sol de mar volteado para apreciar los cientos de diminutos tentáculos sensibles de este equinodermo, que le confieren la capacidad de desplazarse y abrir las conchas de los bivalvos que come (foto de Daniel Hinojosa).

Entre las grandes rocas se suelen formar pozas que pueden ser pequeñas y unidas entre si o algunas relativamente grandes, de un par de metros cuadrados. En estos lugares podemos encontrar diferentes invertebrados como chitones (Polyplacophora), caracoles de todo tipo, jaibas y potos de mar, que son anémonas de distintos colores: verde, blancos o rojos. También vive en estas pozas el cangrejo ermitaño, el cual siempre lleva consigo una concha de caracol que encuentra y en la cuál se aloja para protegerse de los depredadores. Incluso aquí podemos encontrar peces como los pejesapos o la borrachilla. El primeros son peces de la familia Gobiesocidae que poseen una ventosa para adherirse a las rocas; la borrachilla (Scartichthys sp.) es un pez no comestible que habita entre las rocas y en ocasiones tiene una madriguera en ellas desde donde asoma la cabeza de vez en cuando. Una rareza es el cangrejo decorador que fija elementos de su entorno a los ganchos de su caparazón para así camuflarse. Las pozas de agua poseen una gama muy variada de criaturas, mas de lo que aparentan.

Cangrejo ermitaño de la especie Pagurus edwarsi (foto de Bernardo Segura)

Borrachilla o Tomoyo (Scartichthys sp.), un pez que suele encontrarse en las pozas de los litorales rocosos. Existen varias especies de borrachillas en nuestras costas, como la especie Scartichthys variolatus que habita en el Archipiélago Juan Fernández (foto de Juan Pablo Salgado).

Estas pozas son llamadas "intermareales" pues se forman con la marea baja. Esto crea problemas para sus habitantes pues al no ser profundas están mas expuestas al calor del sol y a la evaporación y por consiguiente a una mayor salinidad de sus aguas. Aquellos animales y algas sésiles (que están fijos a un sustrato como la roca) que quedan expuestos al Sol al bajar la marea deben impedir la pérdida de agua y que el sol no los cocine. Algunos moluscos se encierran en sus conchas y evitan la desecación como es el caso del chorito maico (Perumytilus purpuratus), pequeño marisco comestible.

Gusano poliqueto, pariente lejano de la lombriz de tierra (foto de Bernardo Segura)

 Picorocos Jelhius cirratus, una especie que se ve sometida a la exposición al Sol y la desecación durante la marea baja al ser un organizmo sesil, es decir, que estña fijo al sustrato. En otros países los picorocos reciben el nombre de percebes (foto de Bernardo Segura).

Los roqueríos tienen importancia también para el hombre: durante miles de años los seres humanos alrededor del mundo recurrían a ellos para cosechar toda clase de productos del mar: algas comestibles, mariscos de todo tipo y peces. Muchos son conocidos, como las jaibas (cangrejos grandes) o el loco, pero también los chitones, los choritos maicos, cefalópodos como la sepia o el pejesapo Sicyases sanguineus, anguilas y caracoles. Durante mucho tiempo esta extracción fue sustentable debido, entre otras cosas, a la baja población humana, pero con el aumento de la población y del turismo ha habido casos de sobreexplotación de los recursos pesqueros. Un ejemplo conocido es el del loco y otro mucho menos es el del caracol pure (Cypraea caputdraconis).
Como ya es recurrente, les dejo como mensaje final el de hacernos conscientes de los distintos recursos que extraemos de nuestro medio. Es nuestro deber como chilenos velar por los recursos de Chile, en este caso en particular, los productos del litoral. Seamos sabios y así nuestros nietos y bisnietos podrán saber lo que es un chiton, un choro zapato o un pure.

Pure (foto de la web www.ucmp.berkeley.edu

foto de Juan Pablo Salgado

domingo, 5 de mayo de 2013

La Chupapoto (Eccremocarpus scaber)

Enredadera nativa de nombre singular que crece como enredadera y trepa por arbustos y en ocasiones por vallas de rejas ayudado por unos zarcillos y porque crece enroscándose a su soporte. Sus hojas presentan una pilosidad, es decir, "pelos" aunque no son pelos como los del ser humano o los demás mamíferos. Son llamados en botánica "tricomas" y son estructuras pequeñísimas que en distintas plantas cumplen distintas funciones y que a simple vista, y por su exiguo tamaño, se ven como pelos. Lo mas llamativo de la planta quizá sean sus flores de un llamativo naranjo que vienen en racimos. Las flores generan un fruto que libera semillas aladas.
Crece en Chile desde la Región de Valparaíso hasta la Región de los Ríos, así como en Argentina.

También llamada chupachupa o lorito, resulta muy peculiar el nombre con el cuál la identifiqué en el título. Para los extranjeros: en Chile se le llama "poto" al trasero por lo que "chupapoto" es un nombre bastante raro para una enredadera.


fotos de Juan Pablo Salgado

miércoles, 10 de abril de 2013

La Mariposa de Cuatro Ojos (Polythysana cinerascens)

Se trata de una gran mariposa endémica de Chile que habita desde La Serena hasta Valdivia.
Destaca de entre la mayoría de las especies nativas de mariposas por su gran tamaño, con una envergadura de al rededor de 10 cm en hembras y 8 cm en los machos, además del hermoso colorido de estos últimos. Ambos sexos en cada una de sus cuatro alas poseen una mancha que se asemeja a un ojo, lo cuál les da su nombre. Son insectos con un pelaje que las cubre y que les da la apariencia de ser afelpadas.

Curiosamente las hembras son nocturnas mientras que los machos son diurnos. El encuentro para poder aparearse tiene lugar durante la mañana, cuándo las hembras, luego de una noche de actividad se posan sobre un árbol y el macho la encuentra al oler las feromonas sexuales de la hembra a través de sus antenas. Es por las antenas donde huele este insecto y por eso el macho las tiene mas desarrolladas que la hembra.
Luego del apareamiento el macho queda exhausto y muere, la hembra entonces pondrá sus huevos en una planta, que suele ser un maitén (Maytenus boaria), un árbol nativo de Chile aunque también se da en maqui (Aristotelia chilensis) o peumo (Cryptocarya alba). Las cuncunas nacen luego de poco menos de dos meses, tienen un color grisáceo y crecen rápido alimentándose de las hojas del maitén. Luego que alcanzan su desarrollo máximo las cuncunas hacen su capullo, los de las hembras suelen ser mas grandes que los de los machos. Un dato curioso es que si tocas esos capullos ¡se mueven! Distintas especies de mariposas hacen esto si se las molesta cuándo son capullos.
Los adultos alados emergen luego de 5 meses de desarrollo dentro de este y cuentan con al rededor de una semana para encontrar pareja y reproducirse. Pueden enfocarse 100% a esta tarea ya que su sistema digestivo está atrofiado: viven de sus reservas energéticas acumuladas en la fase de oruga. 

Macho (foto de Bernardo Segura)

Hembra (foto sacada de la web www.veoverde.com)

Foto de Bernardo Segura

Foto sacada de la web www.veoverde.com

Capullo de hembra a la izquierda y de macho a la derecha (foto sacada de la web www.veoverde.com)

Y por último les dejo un link con una historia verdaderamente conmovedora de una persona que adoptó a una mariposa de cuatro ojos. De ahí saqué la mayoría de las fotos. Les recomiendo leerla en un 100%, quedarán conmovidos: